Bajo el Cerro con su Santo todo el Pueblo se recrea y en los álamos más altos
el ruiseñor canturrea. Se bambolean los espartales al aire de la brisa pura
y los rocíos otoñales perfuman los retamales de tomillo, torvisco y duda.
En los caminos de la angostura pasean los enamorados bajo la luz de la luna
entre olivos alineados.
El amor rompe barreras con la fuerza de un ciclón, daña, hiere y deja huella
cuando se emplea el corazón; el tenue murmullo del río relaja y aplaca el sentimiento
de...