Esta panorámica que abarca el contorno Alicunero, nos transporta a los años de una juventud hermosa, -como todas las juventudes-, donde se contempla al pueblo entre espartales y olivares y donde los recuerdos invaden a nuestra mente, de la hermosura de la vida y del querer a las raíces, sintiendo el anhelo -cómo hace el valiente salmón-, de cruzar mares y ríos para volver a la tierra que nos vio nacer. Gracias Hada, por tu persona y por sentir el espíritu Alicunero.
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