Las tareas del
olivar conllevan una constancia permanente para la creación del aceite puro de oliva. Don Manuel hace tiempo que está jubilado, pero cada día da su buen jornal en su tierra, sus plantas y sus
olivos. la constancia al trabajo, incrustada en la sangre desde que podía tirar de una yunta, esa pareja de mulos que tiene memorizada y enmarcada, como una reliquia inolvidable. Manuel, lo ha tocado todo, sin que se le hayan caído los anillos por nada, porque había que sacar adelante a siete hijos, siete rosas de las que se siente orgulloso. No es para menos.
Felicidades.