Las cocineras estuvieron de sobresaliente alto, trabajaron y nos atendieron de maravilla, con Amador, que rompió una lanza por la igualdad, guisando el Choto.
Estas cocineras nos atendieron de maravilla, dejando el pabellón de la mujer Alicunera, tan alto como lo ostenta su fama. No necesitan halagos, pero reconocerles que hacen honor a esta tierra, es apreciar su valía con agradecimiento.