CAMPO ALICUNERO
Segadores y almiares
al crujir de mieles secas
devoran a los pujares
entre sudores y siegas
en días de barcinares
y trilla sobre las eras
al canto de la perdiz
cuando las sombras se alargan
pace el rebaño feliz
bebiendo agua en la charca
parva aventada flamante
con el pez de trigo limpio
entre la ayuda del aire
la horca y el botijo.
¡Dejadme escuchar, dejadme!
las campanas de mi iglesia
a la caída la tarde
con olor de flores secas.
Segadores y almiares
al crujir de mieles secas
devoran a los pujares
entre sudores y siegas
en días de barcinares
y trilla sobre las eras
al canto de la perdiz
cuando las sombras se alargan
pace el rebaño feliz
bebiendo agua en la charca
parva aventada flamante
con el pez de trigo limpio
entre la ayuda del aire
la horca y el botijo.
¡Dejadme escuchar, dejadme!
las campanas de mi iglesia
a la caída la tarde
con olor de flores secas.