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ALICUN DE ORTEGA: MANUEL...

MANUEL
Desde el pecho hasta la espalda
y sin poder remediarlo,
llevo a esta tierra grabada
en mi corazón anciano.

Es cierto que soy viejo
sin tragedia ni pecado
y en la sangre y mi pellejo
llevo golpes del pasado

gracias por recordarlos
aunque me tiemblen las manos
gracias por tantos años
con sentido iluminado

gracias por mi mente viva
¡ese tesoro tan sabio!
gracias por vivir la vida
esta vida que es: un rato.

Cuando el Sol da en mi ventana
lo recibo disfrutando
viendo la vida que pasa
viendo el resplandor del campo

viendo las amapolas
y las atochas del esparto
viéndome hablando a solas
meditando y recordando.

Nadie repara en mis hechos
porque ni estorbo ni hablo
pero converso en mis silencios
ilusiones que he soñado.

Un día más, ¡gracias destino!
por el sol sobre mi parra
por darle luz al camino
que me ilumina el alma
y da fuerza a mi sentido.

Ruego a Dios que me perdone
por la endeblez de mi cuerpo
que me ayude y me asesore
a ejercer mi pensamiento,
a ver este valle florido
de amapolas y de hinojos
y a mi pueblo querido
y a todo lo que ven mis ojos,
-le estoy muy agradecido-

porque la edad daña la mente
pero la mía está sana
aunque lo ignore la gente
porque ve en mí a una estampa
de mirada indiferente

pero hay otro ser por dentro
con neuronas que palpitan
que disfrutan del momento
y que iluminan la vida.

Que bonito veo a mi pueblo
desde este banco de piedra
blanco, bajo su Cerro
con flores de primavera
y con el campo verde y bello.

No quiero mencionar nombres
de su gente tan amena
ni de mujeres ni hombres
ni de la juventud que empieza

ellos me y arropan y velan
porque corro por su sangre,
porque aman a la tierra
que yo sembré para darles
todo el amor de mi esencia.