EN LAS LOMAS DEL BOQUERÓN
De nuestro aposento en la atocha
dejamos el asiento vacío
se van acortando las sombras
y mi semblante embebecido
camina sobre estas lomas
del Boquerón desvalido
y perfumado de aromas.
Me acompaña un hombre anciano
que cuida de un rebaño enorme
el me recuerda el pasado
de estos parajes que conoce.
Expresa lento y sin pausa
todo este escueto relato,
sobre su mano arrugada
lleva un diminuto cigarro
un purillo que se apaga
en cuanto deja de succionarlo.
.. Cuanto han cambiado el destino
de cuando yo moceaba,
estas vegas eran de trigo
el olivar escaseaba
había eras en muchos sitios
de parva sobre otra parva
con ablentadores finos
que aprovechaban los suspiros
para separar la paja.
Medito conmigo y pienso
del trigo sobre las eras
de la cebada y el centeno
y de sus frondosas siembras
en las campañas de siega
y de los fornidos obreros
hombres de actitud serena
y excelentes compañeros
orgullo y flor de la tierra
que lucharon y defendieron
con su esfuerzo y su presencia
las raíces de este pueblo
en tiempos duros de la vida
llevados sobre la espalda
para criar una familia
defendida con el alma.
Y en estas tierras de calma
recuerdo un mundo de hechos
pero que ya no hacen falta
porque están bajo los barbechos
que estos olivares aplastan.
Ahora cuido del ganado
mientras los pastores duermen
el rebaño está acarrado
que solo rumian y beben.
¡A ti yo no te conozco!...
¿eres muy nuevo en el pueblo?
la verdad es que voy poco
y cada día estoy más viejo.
yo --…Soy yerno del “Aperador”
el --…dirás del “Aperaorcillo”
………el Aperaor fue: Antonio Ramón
………tú eres yerno de su hijo.
yo…… ¿Aún sigue usted fumando…?
el…….. ¡ya tengo 94!
si no fuera por la vista
aún estaría danzando
criando mi hortaliza…
Estrecho su mano delgada
frente a su “Estepa” de siempre
y siento un pellizco en el alma
como un cuchillo que hiere
la admiración desgarrada.
De nuestro aposento en la atocha
dejamos el asiento vacío
se van acortando las sombras
y mi semblante embebecido
camina sobre estas lomas
del Boquerón desvalido
y perfumado de aromas.
Me acompaña un hombre anciano
que cuida de un rebaño enorme
el me recuerda el pasado
de estos parajes que conoce.
Expresa lento y sin pausa
todo este escueto relato,
sobre su mano arrugada
lleva un diminuto cigarro
un purillo que se apaga
en cuanto deja de succionarlo.
.. Cuanto han cambiado el destino
de cuando yo moceaba,
estas vegas eran de trigo
el olivar escaseaba
había eras en muchos sitios
de parva sobre otra parva
con ablentadores finos
que aprovechaban los suspiros
para separar la paja.
Medito conmigo y pienso
del trigo sobre las eras
de la cebada y el centeno
y de sus frondosas siembras
en las campañas de siega
y de los fornidos obreros
hombres de actitud serena
y excelentes compañeros
orgullo y flor de la tierra
que lucharon y defendieron
con su esfuerzo y su presencia
las raíces de este pueblo
en tiempos duros de la vida
llevados sobre la espalda
para criar una familia
defendida con el alma.
Y en estas tierras de calma
recuerdo un mundo de hechos
pero que ya no hacen falta
porque están bajo los barbechos
que estos olivares aplastan.
Ahora cuido del ganado
mientras los pastores duermen
el rebaño está acarrado
que solo rumian y beben.
¡A ti yo no te conozco!...
¿eres muy nuevo en el pueblo?
la verdad es que voy poco
y cada día estoy más viejo.
yo --…Soy yerno del “Aperador”
el --…dirás del “Aperaorcillo”
………el Aperaor fue: Antonio Ramón
………tú eres yerno de su hijo.
yo…… ¿Aún sigue usted fumando…?
el…….. ¡ya tengo 94!
si no fuera por la vista
aún estaría danzando
criando mi hortaliza…
Estrecho su mano delgada
frente a su “Estepa” de siempre
y siento un pellizco en el alma
como un cuchillo que hiere
la admiración desgarrada.