Hola Rafael, es un placer volver a contactar contigo. Me consta lo mucho que sientes al pueblo de los recuerdos de tu infancia y me consta la sensatez de de tu pluma para expresarlo y el buen talante para escribirlo. Los pueblos ya no son los que dejamos hace cincuenta años, ellos siguen y los seres pasamos, las nuevas juventudes empujan y viven en unos tiempos de libertad política y social que modifican todo lo anterior, pero nuestra mente está recelosa de lo que vivió en unos tiempos difíciles. Aquella crueldad, el arado la ha ido enterrando, y nos queda la tierra, nuestras lomas, nuestros cerros, nuestros valles y nuestros pueblos, porque esos son nuestros, de nuestra infancia de nuestra pubertad, de nuestras raíces, donde podemos pasear con la cara descubierta y con nuestro apellidos al frente, porque lo hacemos respetando y disfrutando, de unos recuerdos, que aunque duros, son entrañables. Un abrazo Rafael y hasta cuando tú quieras.