ALICÚN
Por la complejidad entre culturas, contiendas y situaciones de propiedad de la Historia Alicunera, no vamos a entrar en ella, por la carencia de una fidedigna acreditación, sí explicaremos cosas de su más cercana realidad, que son conocidas y de una rigurosa documentación.
En el 2007, con el beneplácito, apoyo y Ley de la Junta de Andalucía, se constituyó la Asociación de Mujeres Alicuneras FALUGIA, una Asociación que se ha creado, en casi todos los pueblos, para compartir entre ellos, costumbres y cultura.
La mujer alicunera tiene empuje, sacrificio, capacidad y oficio para hacer que la Asociación brille con sobriedad, mostrando su identificación en manualidades artesanales, costumbres alicuneras, gastronomía y repostería: roscos, borrachuelos, rosas y magdalenas son de una categoría excepcional, así como los embutidos y confituras de manjares de la huerta. Es importante que la libertad de la mujer, decida y obre, en su recreo y cultura de los pueblos.
En esta pequeña narración de cosas, sale a relucir, bastante, el “espíritu alicunero”, que lo podemos traducir al apego, amor y pasión, por las raíces de la tierra, o por lo que tira la sangre. La pasión de la gente alicunera por su identificación, queda patente y expuesta, en otros escritos y relatos de gente muy competente.
Todo amigo, o pariente, que visita por primera vez a este pueblo, repite. Esto es un síntoma de la hospitalidad, el cariño y esmero, con el que se le trata. La amistad alicunera, es una amistad de afectos arraigados, que aunque estemos esparcidos por el mundo, buscamos un hueco, para fraternizar, bajo el Cerro y su Santo.
Diciendo cosas de Alicún, no podemos olvidarnos de tantos que se nos han ido, dejándonos un legado, en saber estar, temple, educación y sabiduría, ellos nos han enseñado un camino, que por mucho que nos esforcemos en cuidarlo, difícilmente lo mantendremos con la dignidad, cautela y discreción, que su enseñanza nos indicó predicando con el ejemplo.
Hay unas palabras escritas, desde el Santo, que pusieron en el programa de la Fiesta, que abordan el sentimiento de Alicún y de su gente.
Son las siguientes:
UNA TARDE EN EL SANTO.
Desde este balcón de piedra,
mirador de tierra agreste
se observa la naturaleza
en su esplendor más solemne
sabinas y retamales
pinos, chaparros y almendros
y los alineados olivares
brindan un paisaje selecto
centinela y atalaya
Cerro, con vistas de encanto,
soporte y cuna sagrada
que Alicún donó a su Santo.
Hilvanando los recuerdos
repaso en paz sosiego
un montón de sentimientos
que por este valle siento
tengo la imagen grabada
de mi madre y su pañuelo,
cargada con su canasta
caminando al lavadero
del río blanco de escarcha
¡Ay! mi madre,
esa alicunera inmensa
que con ejemplo y coraje
tanto quiso y amó a su tierra
dejando: estirpe y linaje
queriéndola y defendiéndola
embebecido en el tiempo
siento el corte de la hoz
y el disfrazado lamento
del cante del segador
y a la mujer aceitunera
con el hielo y con el frío,
una mujer, de primera
que este valle ha parido
con la raza alicunera
al labrador implicado
en el campo y su dureza
dedicado y abnegado
a la siembra y recolecta.
Con los tarays y sus copas
la tarde se viste de plata
cuando se alargan las sombras
en los barrancos y ramblas
siento un regocijo por dentro
que hasta el aire me emociona
y en mi sereno pensamiento
los recuerdos se amontonan
la brisa de la ladera
enmudece en el silencio
entre el Cerro y la Longuera
con el florido barbecho
de esta bella primavera.
Este Santo que contemplo
con sus brazos extendidos
hablo con él, en silencio
y creo escuchar los latidos
de algo que tiene dentro
su constante soledad
se ha roto cuando he llegado
y le he, empezado hablar
tomando asiento a su lado
le he implorado y rogado
Con mi fe: “y, a mi manera”,
que grises episodios del pasado
hundidos con el arado
los difumine la tierra
y que defienda a este Valle
en el que se incluye mi Pueblo
mi querer y mi linaje
mi vida y mi sentimiento
siendo un fiel centinela
por los que llevamos dentro
que nos dejaron su escuela
y ese, espíritu de pueblo.
Despido a mi compañero,
con la mirada serena
en este Cerro alicunero,
mástil de una bandera
que Alicún tiene en su seno
con su gente alicunera,
camino con olor a tierra
y un nudo en la garganta
de alegría por tenerla
y por estar en mi Patria.
Por la complejidad entre culturas, contiendas y situaciones de propiedad de la Historia Alicunera, no vamos a entrar en ella, por la carencia de una fidedigna acreditación, sí explicaremos cosas de su más cercana realidad, que son conocidas y de una rigurosa documentación.
En el 2007, con el beneplácito, apoyo y Ley de la Junta de Andalucía, se constituyó la Asociación de Mujeres Alicuneras FALUGIA, una Asociación que se ha creado, en casi todos los pueblos, para compartir entre ellos, costumbres y cultura.
La mujer alicunera tiene empuje, sacrificio, capacidad y oficio para hacer que la Asociación brille con sobriedad, mostrando su identificación en manualidades artesanales, costumbres alicuneras, gastronomía y repostería: roscos, borrachuelos, rosas y magdalenas son de una categoría excepcional, así como los embutidos y confituras de manjares de la huerta. Es importante que la libertad de la mujer, decida y obre, en su recreo y cultura de los pueblos.
En esta pequeña narración de cosas, sale a relucir, bastante, el “espíritu alicunero”, que lo podemos traducir al apego, amor y pasión, por las raíces de la tierra, o por lo que tira la sangre. La pasión de la gente alicunera por su identificación, queda patente y expuesta, en otros escritos y relatos de gente muy competente.
Todo amigo, o pariente, que visita por primera vez a este pueblo, repite. Esto es un síntoma de la hospitalidad, el cariño y esmero, con el que se le trata. La amistad alicunera, es una amistad de afectos arraigados, que aunque estemos esparcidos por el mundo, buscamos un hueco, para fraternizar, bajo el Cerro y su Santo.
Diciendo cosas de Alicún, no podemos olvidarnos de tantos que se nos han ido, dejándonos un legado, en saber estar, temple, educación y sabiduría, ellos nos han enseñado un camino, que por mucho que nos esforcemos en cuidarlo, difícilmente lo mantendremos con la dignidad, cautela y discreción, que su enseñanza nos indicó predicando con el ejemplo.
Hay unas palabras escritas, desde el Santo, que pusieron en el programa de la Fiesta, que abordan el sentimiento de Alicún y de su gente.
Son las siguientes:
UNA TARDE EN EL SANTO.
Desde este balcón de piedra,
mirador de tierra agreste
se observa la naturaleza
en su esplendor más solemne
sabinas y retamales
pinos, chaparros y almendros
y los alineados olivares
brindan un paisaje selecto
centinela y atalaya
Cerro, con vistas de encanto,
soporte y cuna sagrada
que Alicún donó a su Santo.
Hilvanando los recuerdos
repaso en paz sosiego
un montón de sentimientos
que por este valle siento
tengo la imagen grabada
de mi madre y su pañuelo,
cargada con su canasta
caminando al lavadero
del río blanco de escarcha
¡Ay! mi madre,
esa alicunera inmensa
que con ejemplo y coraje
tanto quiso y amó a su tierra
dejando: estirpe y linaje
queriéndola y defendiéndola
embebecido en el tiempo
siento el corte de la hoz
y el disfrazado lamento
del cante del segador
y a la mujer aceitunera
con el hielo y con el frío,
una mujer, de primera
que este valle ha parido
con la raza alicunera
al labrador implicado
en el campo y su dureza
dedicado y abnegado
a la siembra y recolecta.
Con los tarays y sus copas
la tarde se viste de plata
cuando se alargan las sombras
en los barrancos y ramblas
siento un regocijo por dentro
que hasta el aire me emociona
y en mi sereno pensamiento
los recuerdos se amontonan
la brisa de la ladera
enmudece en el silencio
entre el Cerro y la Longuera
con el florido barbecho
de esta bella primavera.
Este Santo que contemplo
con sus brazos extendidos
hablo con él, en silencio
y creo escuchar los latidos
de algo que tiene dentro
su constante soledad
se ha roto cuando he llegado
y le he, empezado hablar
tomando asiento a su lado
le he implorado y rogado
Con mi fe: “y, a mi manera”,
que grises episodios del pasado
hundidos con el arado
los difumine la tierra
y que defienda a este Valle
en el que se incluye mi Pueblo
mi querer y mi linaje
mi vida y mi sentimiento
siendo un fiel centinela
por los que llevamos dentro
que nos dejaron su escuela
y ese, espíritu de pueblo.
Despido a mi compañero,
con la mirada serena
en este Cerro alicunero,
mástil de una bandera
que Alicún tiene en su seno
con su gente alicunera,
camino con olor a tierra
y un nudo en la garganta
de alegría por tenerla
y por estar en mi Patria.