LA CERRÁ
La Cerrá es donde nace rambla Primera, que empieza en las Mesillas y desemboca en el río de Alicún. Sus lagos próximos a los Retamales eran antiguo lavadero, por sus aguas cristalinas, de la mujer alicunera, aunque el río quedaba más cerca. En los años 30, del siglo 20, -cuentan los mayores- que los caudales de las ramblas, que ahora están secos, antes eran ríos de aguas claras, que se utilizaban de lavaderos, según convenía.
Los lagos naturales de la Cerrá eran aquel oasis balneario
de aguas limpias para la chiquillería, mientras sus madres lavaban. El caudal de la Cerrá, dicen que era constante en invierno y verano, tanto es así que los mozos y mozas
lo utilizaban esporádicamente de excursiones y recreo.
En los lagos de la Cerrá
tuve un amor, imposible
que me quiso de verdad,
y que también yo lo quise
y la Cerrá deslumbrante
entre los tajos y el río
mostraba su encanto brillante
del esparto y del olivo.
En mi recuerdo se abre
la ventana del cariño
a la caída la tarde
con tus miradas y guiños
Me siento: anciana y consciente
para seguir disfrutando
la libertad de mi mente
que te abraza recordando
bañándome en aquel lago
sin bañador ni cortina
cuando tus ojos me miraron
tras de la verde sabina
los años se hacen muy largos
desde aquella despedida,
de unos cortos abrazos
que han abrazado mi vida.
La Cerrá es donde nace rambla Primera, que empieza en las Mesillas y desemboca en el río de Alicún. Sus lagos próximos a los Retamales eran antiguo lavadero, por sus aguas cristalinas, de la mujer alicunera, aunque el río quedaba más cerca. En los años 30, del siglo 20, -cuentan los mayores- que los caudales de las ramblas, que ahora están secos, antes eran ríos de aguas claras, que se utilizaban de lavaderos, según convenía.
Los lagos naturales de la Cerrá eran aquel oasis balneario
de aguas limpias para la chiquillería, mientras sus madres lavaban. El caudal de la Cerrá, dicen que era constante en invierno y verano, tanto es así que los mozos y mozas
lo utilizaban esporádicamente de excursiones y recreo.
En los lagos de la Cerrá
tuve un amor, imposible
que me quiso de verdad,
y que también yo lo quise
y la Cerrá deslumbrante
entre los tajos y el río
mostraba su encanto brillante
del esparto y del olivo.
En mi recuerdo se abre
la ventana del cariño
a la caída la tarde
con tus miradas y guiños
Me siento: anciana y consciente
para seguir disfrutando
la libertad de mi mente
que te abraza recordando
bañándome en aquel lago
sin bañador ni cortina
cuando tus ojos me miraron
tras de la verde sabina
los años se hacen muy largos
desde aquella despedida,
de unos cortos abrazos
que han abrazado mi vida.