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VALLE ALICUNERO
De los Ciruelos a la Dehesa
hasta el Picón y la Angostura,
este Valle embelesa
con paisaje de hermosura
por sus olivares bordados
entre laderas y torcas
y los barrancos adornados
de sabinas y de atochas
en este Valle de solera
con su postal verde y blanca
que en la noche Alicunera
brillan estrellas de nácar.
Mientras los niños sueñan
que los reyes sean buenos,
los mozuelos y mozuelas
con el amor de sus sueños
y los adultos soñamos,
despiertos en nuestro anhelo
con todo lo que luchamos,
en los veneros del pueblo
en saber sacarle jugo
a lo que éste valle ofrece,
desvelo, sudor y fruto
que la tierra nos promete.
Vuelan los pensamientos
en la noche enmudecida
repasando los momentos
que transcurren en la vida
pensamos en lo que nos duele,
en lo que amamos y queremos,
en todo aquello que tiene
luz, en nuestros sentimientos
recordando sin remedio
en la intimidad sentida
los avatares del tiempo
en el transcurso de la vida.
Suavemente silba el viento
durante el insomnio insolente
que se alía con silencio
y en las horas que nos hieren
los punzones del recuerdo
y éste Valle con esmero,
sin lujos, tronío, ni fama,
ofrece calor y apego
a los seres que se fueron
con sus raíces en el alma.
Antonio.
De los Ciruelos a la Dehesa
hasta el Picón y la Angostura,
este Valle embelesa
con paisaje de hermosura
por sus olivares bordados
entre laderas y torcas
y los barrancos adornados
de sabinas y de atochas
en este Valle de solera
con su postal verde y blanca
que en la noche Alicunera
brillan estrellas de nácar.
Mientras los niños sueñan
que los reyes sean buenos,
los mozuelos y mozuelas
con el amor de sus sueños
y los adultos soñamos,
despiertos en nuestro anhelo
con todo lo que luchamos,
en los veneros del pueblo
en saber sacarle jugo
a lo que éste valle ofrece,
desvelo, sudor y fruto
que la tierra nos promete.
Vuelan los pensamientos
en la noche enmudecida
repasando los momentos
que transcurren en la vida
pensamos en lo que nos duele,
en lo que amamos y queremos,
en todo aquello que tiene
luz, en nuestros sentimientos
recordando sin remedio
en la intimidad sentida
los avatares del tiempo
en el transcurso de la vida.
Suavemente silba el viento
durante el insomnio insolente
que se alía con silencio
y en las horas que nos hieren
los punzones del recuerdo
y éste Valle con esmero,
sin lujos, tronío, ni fama,
ofrece calor y apego
a los seres que se fueron
con sus raíces en el alma.
Antonio.