BAR DE ABELARDO
Buenos precios,
calidad y humanidad
con chascarrillos y afectos
en un ambiente familiar
donde los enamorados
consumían tapas y cerveza
y ratos apasionados
estrictos, de otra época.
Juventud de amor y fuerza
que pasa sin darnos cuenta
entre el Cielo y la Tierra
y tiempos que el alma encierra
en estos Montes Orientales
grabados en el recuerdo
de peculiares parajes
y espíritu Alicunero.
Abelardo fue y es (dondequiera que esté) un ser entrañable, campechano, dicharachero y buena gente. El tiempo pasa volando y nosotros también.
El bar cerrado y deteriorado fue también salón de celebraciones de boda y, los novios que brindaron por la felicidad en este recinto, han sido felices y así lo recuerdan, porque las pequeñas y humildes cosas son en definitiva las más hermosas de la vida.
En este Bar, sonaron guitarras de manos autodidactas, que acompañaron a gargantas cantando aquellos fandanguillos tan directos y tan sentidos:
“Ni contigo ni sin ti
puedo yo tener consuelo
contigo porque me matas
y sin ti porque me muero.”
Tienes unos ojos niña,
enseñados a vivir:
cariñosos para todos
y tiranos para mí.”
Buenos precios,
calidad y humanidad
con chascarrillos y afectos
en un ambiente familiar
donde los enamorados
consumían tapas y cerveza
y ratos apasionados
estrictos, de otra época.
Juventud de amor y fuerza
que pasa sin darnos cuenta
entre el Cielo y la Tierra
y tiempos que el alma encierra
en estos Montes Orientales
grabados en el recuerdo
de peculiares parajes
y espíritu Alicunero.
Abelardo fue y es (dondequiera que esté) un ser entrañable, campechano, dicharachero y buena gente. El tiempo pasa volando y nosotros también.
El bar cerrado y deteriorado fue también salón de celebraciones de boda y, los novios que brindaron por la felicidad en este recinto, han sido felices y así lo recuerdan, porque las pequeñas y humildes cosas son en definitiva las más hermosas de la vida.
En este Bar, sonaron guitarras de manos autodidactas, que acompañaron a gargantas cantando aquellos fandanguillos tan directos y tan sentidos:
“Ni contigo ni sin ti
puedo yo tener consuelo
contigo porque me matas
y sin ti porque me muero.”
Tienes unos ojos niña,
enseñados a vivir:
cariñosos para todos
y tiranos para mí.”