LA CATALUÑA FRANCESA: EL ROSELLON. ¿POR QUE EL ROSELLON PASÓ A FRANCIA Y POR QUE NO SE HA PODIDO RECLAMAR?
Esta es una de las preguntas que varios amigos y amigas del foro me han formulado a través del correo electrónico, supongo que debido a la situación actual en Cataluña. Trataré de dar una pequeña y escueta respuesta sobre ambas preguntas, porque son dos.
El Rosellón pasó a poder de Francia por la Paz de los Pirineos, en 1.659. España no quiso aceptar las duras condiciones impuestas por Mazarino en la Paz de Wesfalia (1.648) y prosiguió la lucha; pero la suerte de las armas le fue adversa y, once años después hubo de firmar la Paz de los Pirineos, que no era mejor. En ella se fijó la frontera hispano-francesa siguiendo la divisoria de aguas -mas o menos exactamente- de la gran cadena pirenaica, con lo cual se rompió una unidad geográfica en favor de razones estratégicas. Es mi opinión. Así quedó incorporada a Francia la Cataluña septentrional; exactamente la comarcas del Rosellón, (que es la llanura costera), Vallespir (el valle del Tec), Conflent (el valle del Tet), la Alta Cerdaña y la pequeña comarca montañesa del Capcir, todas ellas catalanas por la lengua, las costumbres y la historia.
Un hecho curioso y poco conocido es que, pocos años después y en diversas ocasiones, Francia negoció la permuta del Rosellón (y demás territorios, pues en el uso común Rosellón es sinónimo de Cataluña francesa) por determinadas plazas de los Paises Bajos, entonces en poder de España. Estas proposiciones cesaron cuando la Paz de Nimega (1.678) recortó, en beneficio de Francia, las posesiones españolas en Flandes. Hoy puede parecer sorprendente que el rey (Carlos II) y sus consejeros no aceptaran el ofrecimiento francés, pero era muy distinto el punto de vista de la época: cambiar las ricas ciudades de Flandes por un territorio montañoso, pobre, escasamente poblado y arruinado por la guerra no era precisamente un buen negocio. La segunda parte de vuestra pregunta, porqué no se ha podido reclamar, creo que me la formuláis de una manera ambigua; supongo que lo que me preguntáis es: porqué no se reclamó. Apreciados amigos y amigas, la respuesta a esta última cuestión requeriría un examen de toda la política exterior española desde la Paz de los Pirineos; y la exposición del resultado de esta muy considerable labor, habréis de convenir conmigo que rebasaría las disponibilidades de tiempo y, por supuesto de espacio. Esperando haber dado respuesta a las preguntas formuladas, me despido de vosotros y os deseo una feliz noche y un reparador descanso.
Esta es una de las preguntas que varios amigos y amigas del foro me han formulado a través del correo electrónico, supongo que debido a la situación actual en Cataluña. Trataré de dar una pequeña y escueta respuesta sobre ambas preguntas, porque son dos.
El Rosellón pasó a poder de Francia por la Paz de los Pirineos, en 1.659. España no quiso aceptar las duras condiciones impuestas por Mazarino en la Paz de Wesfalia (1.648) y prosiguió la lucha; pero la suerte de las armas le fue adversa y, once años después hubo de firmar la Paz de los Pirineos, que no era mejor. En ella se fijó la frontera hispano-francesa siguiendo la divisoria de aguas -mas o menos exactamente- de la gran cadena pirenaica, con lo cual se rompió una unidad geográfica en favor de razones estratégicas. Es mi opinión. Así quedó incorporada a Francia la Cataluña septentrional; exactamente la comarcas del Rosellón, (que es la llanura costera), Vallespir (el valle del Tec), Conflent (el valle del Tet), la Alta Cerdaña y la pequeña comarca montañesa del Capcir, todas ellas catalanas por la lengua, las costumbres y la historia.
Un hecho curioso y poco conocido es que, pocos años después y en diversas ocasiones, Francia negoció la permuta del Rosellón (y demás territorios, pues en el uso común Rosellón es sinónimo de Cataluña francesa) por determinadas plazas de los Paises Bajos, entonces en poder de España. Estas proposiciones cesaron cuando la Paz de Nimega (1.678) recortó, en beneficio de Francia, las posesiones españolas en Flandes. Hoy puede parecer sorprendente que el rey (Carlos II) y sus consejeros no aceptaran el ofrecimiento francés, pero era muy distinto el punto de vista de la época: cambiar las ricas ciudades de Flandes por un territorio montañoso, pobre, escasamente poblado y arruinado por la guerra no era precisamente un buen negocio. La segunda parte de vuestra pregunta, porqué no se ha podido reclamar, creo que me la formuláis de una manera ambigua; supongo que lo que me preguntáis es: porqué no se reclamó. Apreciados amigos y amigas, la respuesta a esta última cuestión requeriría un examen de toda la política exterior española desde la Paz de los Pirineos; y la exposición del resultado de esta muy considerable labor, habréis de convenir conmigo que rebasaría las disponibilidades de tiempo y, por supuesto de espacio. Esperando haber dado respuesta a las preguntas formuladas, me despido de vosotros y os deseo una feliz noche y un reparador descanso.