Mucha nostalgia y muy buenos recuerdos. Televisión en blanco y negro, futbolín, proyección de cine y como no, grandes momentos en la feria para reunirnos. Y con un poco de modestia de este que escribe su hijo Manuel Abelardo, resaltar lo grande que fue siendo un maestro en la enseñanza a sus hijos, de ser buenas personas y solidarios.