Aún recuerdo (y hace 20 años) la formidable impresión que me causó
Pampaneira la primera vez que la visité. He vuelto decenas de veces y aún me sorprendo de su belleza cuando
camino por sus
calles empinadas o por los alrededores del
pueblo; siempre descubro algo nuevo. Muchos de sus habitantes me honran con su
amistad y cariño y, por descontado, son correspondidos.
Aconsejo vivamente a los que me leais que no os conformeis con una visita rápida de turista, conoced a fondo el pueblo y a sus gentes,
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