En el lugar donde está situada la factoría de salazones había un
campo de chirimoyos. Cuando el alcalde, D. Juan Carlos Benavides Yanguas, se propuso contruir un
parque, al cortar los chirimoyos aparecieron
ruínas romanas y fenicias. D. Juan Carlos tuvo la
feliz idea de poner suelo a las ruínas fenicias y quedaron presiosas.