Como dice el título de la foto: "El final de una época".
Me crié a 50 mt. de ese desmonte, antes de eso, había un llano impresionante que separaba las dos minas. Nunca entendí ese nuevo proyecto ya que la mina de arriba solo era roca y poco hierro en esta zona.
El encargado de aquella expoltación era mi pariente Angel "El Pija". Recuerdo cómo cortaba la carretera desde la cooperativa hasta la entrada a Los Pozos cuando iban a detonar los explosivos con un toque cadente de sirena. Desde el filo del desmonte estuve muchas horas viendo como los barreneros perforaban la roca y los "dinamiteros" introducian como unas bolsas de "sal" y las atacaban con largas pértigas de madera. Los detonantes eran eléctricos por la cantidad de cablecillos que se encontraban. Tambien ponian unas mallas de acero para que las piedras no volaran demasiado.
Se subcontrató el sacado de material a una empresa de Madrid, Montabes. Unos diez o doce camiones que estaban todo el día subiendo y bajando, descargando en una antigua cueva que terminaron por rellenar. Mi padre, Eladio, estaba en el vacie (muchas veces le visité) y se encargaba de anotar el número de camiones que descargaban.
La llegada de esta empresa madrileña al pueblo, fue importante, y más que económicamente, fue porque de ello salieron varios matrimonios como el Curro con la Candelaria, el Molina con la de Amoto, y no se si alguno más.
Creo que fue el último intento de la mina de arriba por sobrevivir pero su muerte ya estaba anunciada. Por allí tambien andaba, en un Land Rover, un ingeniero llamado Don Alfonso.
Me crié a 50 mt. de ese desmonte, antes de eso, había un llano impresionante que separaba las dos minas. Nunca entendí ese nuevo proyecto ya que la mina de arriba solo era roca y poco hierro en esta zona.
El encargado de aquella expoltación era mi pariente Angel "El Pija". Recuerdo cómo cortaba la carretera desde la cooperativa hasta la entrada a Los Pozos cuando iban a detonar los explosivos con un toque cadente de sirena. Desde el filo del desmonte estuve muchas horas viendo como los barreneros perforaban la roca y los "dinamiteros" introducian como unas bolsas de "sal" y las atacaban con largas pértigas de madera. Los detonantes eran eléctricos por la cantidad de cablecillos que se encontraban. Tambien ponian unas mallas de acero para que las piedras no volaran demasiado.
Se subcontrató el sacado de material a una empresa de Madrid, Montabes. Unos diez o doce camiones que estaban todo el día subiendo y bajando, descargando en una antigua cueva que terminaron por rellenar. Mi padre, Eladio, estaba en el vacie (muchas veces le visité) y se encargaba de anotar el número de camiones que descargaban.
La llegada de esta empresa madrileña al pueblo, fue importante, y más que económicamente, fue porque de ello salieron varios matrimonios como el Curro con la Candelaria, el Molina con la de Amoto, y no se si alguno más.
Creo que fue el último intento de la mina de arriba por sobrevivir pero su muerte ya estaba anunciada. Por allí tambien andaba, en un Land Rover, un ingeniero llamado Don Alfonso.