Nazaríes
olivos canos
por las mansas colinas.
Cuando el tosco frío se avecina
madurando
frutos guineanos,
mi alma se desatina
y el corazón me tira por de las manos
me turba y encamina
sobre mis pasos aldeanos.
¡Cuán lejos estoy,
mas, cuán adentro os llevo!
con la alegría del día nuevo
a tus recuerdos me doy,
y a tu
fuente nuevamente voy
a ella me arrimo y bebo
y ya aldeano nuevamente soy.
Rafael Hernández.