La ventanita del baño, cuantas duchas,
invierno o
verano, con nueve hasta las rodillas, cuando se helaban las tuberías, un fuego y a la ¡Ducha! que además de barato (Era) sigue siendo lo más sano, aquellas
aguas son marsellesas, como para no echarlas de menos, cuando aquí solo bebemos
agua de Lanjarón, si queremos preservar el riñón, en el 92 (Infausto año, falleció mí madre) Pase un verano de espanto, era irme a la ducha y sabía la que me esperaba, unos picores, unas ronchas, la
noche que nos aviaron,
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