¡Oh! casualidad. Tormentas tenemos para dar (A nadie se lo deseo) por el daño que hace a la siembra, por el dolor que produce a los que tenemos alguna enfermedad, aunque lo mío fue un accidente, menudo accidente, si supieran quienes sabemos el tiempo sin tanto estudio de isobaras y demás mendingues, con ver como tienes la cara, ya sabes que algo en la atmosfera se mueve, soy en todos los bloques de mi alrededor la mujer del tiempo (Triste desgracia) asumida desgracia, ya que la Síquica pudiera desaparecer... La tormenta estaba servida y, bien servidos estamos en las islas, un largo y lluvioso invierno, al que le está siguiendo una estúpida "primavera" un mes de mayo..., porque así está el calendario, tras una hora de calor, ese calor, donde las arañitas de agua, intentan huir al verme, y aún en este mi estado, ellas presumiendo de muchas patas, frente a las dos que un día fueron la de una corredora, saltadora, trepadora de montañas (Por si lo que ahora llaman trepas) lo que nunca fui, la que se montaba... Bauleños no dejeis que entierren buestro mejor monumento, con la vía verde que por aqui quiren que pase, hay que impedirlo y que os de lo que era vuestro "EL TREN" que era lo que hacia que el pueblo subsistiera, y el que se quiera pasear en bici que suba a Narvaez. Vaya calzadita, vaya anejo de baza, que elegimos el alcalde, para que limpie el puente, vaya pueblo más precioso, con esos atardeceres, y paseos bajo la luz de la luna, tanto amor, declarado, paseando por el maravilloso puente de la carreterilla, que tan degastado esta, pero que a pesar de eso no deja de impresionar.