Fue un buen niño, al ver su rostro... Lagrimas, nublan mis ojos, sus ojos son los de aquel niño bueno, que siguió siéndolo por siempre ¡Dios! ¿Por qué? Se me fue mí amado cuando la felicidad nos sonreía, ese gran hombre, solo tenia 37 años, el pasado sábado llevamos de nuevo flores a nuestra tumba. Nadie debiera morir, y menos aún los que son excelentes e todos los sentidos, jamás superaré su partida, me consuela, el que pronto juntos por siempre estaremos. No hay medicamento que cure mí herida. No es literal, pero así lo sintió el gran Miguel Hernández. Abraza a tus tíos de mí parte