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Esto era solo una pequeña vereda, llegaba al puente de la carretera de Bacor, lo que servidora ha gozado, viendo aquellos campos sembrados de trigo, pleno de amapolas, con la borrica del tío Pedro (El entonces alcalde) a la que decían que estaba loca, algo locuela si que era, pero no tanto como decían, la monté, me intentó tirar, recuerdo como si lo estuviera viviendo, u día que mi madre me envió a comprar huevos a un cortijo, llevaba mi canastilla, llevaba el dinero, de pronto vio dos mujeres a lo lejos, le entro la vena, aquellas mujeres, llegaron a gritar ¡La va a matar! ¡Que la tira! ¡o ves que tan solo la sostiene con una mano, en la otra lleva algo, que no quiere que se le caiga! Pues, ni me mató, ni me tiro, volvimos a casa, con la compra y además, ambas sanas (Gracias a Dios! Sin cerrar los ojos, veo palmo a palmo, la sierra, la vega, las eras ya no existen, estuve a enseñarles a nuestros hijos, ya había chalet, recuerdo que entré al del desaparecido Ezequiel Lozano, buen sitio, no lejos pasa la acequia, en la vega donde Doña Rufina nos cedió un bancal sembrado de alfalfa, bien alimentado tenía a mis animales, la gran y hermosa experiencia de dos vidas, en cuyo pueblo se encontraron, enamoraron al instante ¡POR ÉL VALIÓ LA PENA NACER! Gracias desde aquel día di y doy a mi abuelo, ya que por el llegamos ahí, el traslado tras ascender mi padre a jefe de estación, lo habían destinado a Camas (Sevilla) él, vivió durante un tiempo en esa provincia, Vílchez y Peña Flor. Nuestro nacimiento, aunque o en el mismo año, si que nacimos cerca, él en el hospital y servidora en la calle de San Miguel, nos atendió el mismo médico, Don Adriano. El año de su nacimiento, exactamente, el último día de 1947 se casaron mis padres, Dios nos tenía predestinados. Gracias al Buen JESÚS. Gracias, Baúl y sus habitantes, sus calles, su vega, sus campos de trigo, sus amapolas, las que me siguen alegrando la vida, cuando casualmente alguna veo. Benditos Seáis por existir. os Quiere. Teresa y Mat.