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BAUL: A la derecha del final del puente, había un muro de...

A la derecha del final del puente, había un muro de las mismas pilastras, allí nos sentábamos en verano, la fresquita brisa del rio, era ideal, mirar hacia abajo, ver aquellos guindos, donde servidora se subía para probar las primeras, que ricas estaban enjuagadas con agua del nacimiento, no existe ni un solo rincón de Baúl, en el que no estemos los dos, sucede lo mismo con nuestra casa, cada milímetro las huellas del amor están vivas, si fuera una pirámide, la instalaría ahí. Hermosos, grandes, inolvidables recuerdos, presentes cada momento del día y la noche. A la señora de los Pleguezuelos, si mi memoria no falla (Y, es cuasi fotográfica) se apellidaban los hijos de José, el que le cité ayer, dos de ellos, estuvieron trabajando en Palma en una empresa de transportes, al estar cerca de nuestra casa, les vi más de una vez, hasta que optaron por irse, abrirse otros caminos