Lo de tomar otro camino para intercambiar correo, cosa creo de quien administra la WEB. Soy de las que rectifica cuando se equivoca, pero la libertad de dar mis correos creo que es mía, y, reitero, cuando me equivoco, como es el caso, doy las gracias al Pimo, del que hace mucho tiempo no sé nada, espero que todo te vaya bien, a ti y a los tuyos. Deseando que se acabe la primavera, ya que para los que por H o B estamos mal, es una estación para olvidar, y, mira que me encantaba esta.
Gracias, un abrazo. Teresa
Gracias, un abrazo. Teresa
Tere, sigo todas tus aportaciones con gran cariño y nostalgia porque me recuerdan aquellos buenos años vividos en el bendito Baúl.
De vez en cuando me dejo caer por allí, y aunque todo está muy cambiado en muchos aspectos, no dejo de entrecerrar los ojos y dejar que mi imaginación vuele.
Mi primo Juan Carlos, tristemente fallecido a muy temprana edad, tú misma, tus papis, tu hermano, David, el Manco, Ramírez, mis tíos, mi primo Ricardín, Atila, el perro que tuvo mi tío... son recuerdos que me acuden agolpándose en mi mente y peleándose por ser los primeros en aflorar, con el marco incomparable de nuestro querido Baúl.
Algumas veces ni me bajo del coche, pero le doy la vuelta entera al pueblo muy despacito; otras, dejo el coche aparcado cerca de la antigua Estación y me voy andando hasta la entrada al puente. Doy un vistazo, me siento un rato y observo el paisaje y mil fotos que épocas pasadas allí que me afloran sin hacer el más mínimo esfuerzo.
Doy gracias a Dios por haber tenido la suerte de pasar aquellos años en el Baúl y haber conocido y jugado y haberme divertido con la gente que allí conocí. Y gracias también a mis tíos Ricardo y Mari, que me trataban como a un hijo más, y que todavía tengo la suerte de que lo siguen haciendo, y si cabe, ahora más, cuando ya se van viendo mayorcillos.
Los veranos calurosos y nuestras excursiones con tirachinas, en busca de unos pobres gorriones que llevarnos a la cazuela; los inviernos fríos como ellos solos pero entrañables como ningunos, con aquellos nevazos que hacían la delicia de la chiquillería.
Y los panes amasados a la antigua usanza, y los embutidos, y los huevos de aquellas gallinas todo el día tiradas en el campo.
No tengo palabras para dar gracias a Dios por todo lo que allí viví y disfruté y el cariño tan profundo y sincero que le tengo a mi Baúl, porque aunque no sea nacido allí, me considero uno más de ellos.
Bueno Tere, hasta pronto y que Dios os bendiga, y recuerda que siempre que escribas aquí aunque sea una coma, un servidor la leerá.
Un abrazo muy grande.
De vez en cuando me dejo caer por allí, y aunque todo está muy cambiado en muchos aspectos, no dejo de entrecerrar los ojos y dejar que mi imaginación vuele.
Mi primo Juan Carlos, tristemente fallecido a muy temprana edad, tú misma, tus papis, tu hermano, David, el Manco, Ramírez, mis tíos, mi primo Ricardín, Atila, el perro que tuvo mi tío... son recuerdos que me acuden agolpándose en mi mente y peleándose por ser los primeros en aflorar, con el marco incomparable de nuestro querido Baúl.
Algumas veces ni me bajo del coche, pero le doy la vuelta entera al pueblo muy despacito; otras, dejo el coche aparcado cerca de la antigua Estación y me voy andando hasta la entrada al puente. Doy un vistazo, me siento un rato y observo el paisaje y mil fotos que épocas pasadas allí que me afloran sin hacer el más mínimo esfuerzo.
Doy gracias a Dios por haber tenido la suerte de pasar aquellos años en el Baúl y haber conocido y jugado y haberme divertido con la gente que allí conocí. Y gracias también a mis tíos Ricardo y Mari, que me trataban como a un hijo más, y que todavía tengo la suerte de que lo siguen haciendo, y si cabe, ahora más, cuando ya se van viendo mayorcillos.
Los veranos calurosos y nuestras excursiones con tirachinas, en busca de unos pobres gorriones que llevarnos a la cazuela; los inviernos fríos como ellos solos pero entrañables como ningunos, con aquellos nevazos que hacían la delicia de la chiquillería.
Y los panes amasados a la antigua usanza, y los embutidos, y los huevos de aquellas gallinas todo el día tiradas en el campo.
No tengo palabras para dar gracias a Dios por todo lo que allí viví y disfruté y el cariño tan profundo y sincero que le tengo a mi Baúl, porque aunque no sea nacido allí, me considero uno más de ellos.
Bueno Tere, hasta pronto y que Dios os bendiga, y recuerda que siempre que escribas aquí aunque sea una coma, un servidor la leerá.
Un abrazo muy grande.