Cuantos años los niños y niñas jugábamos todos los días en Baúl, la alegría la llevábamos dentro, una vez instalada la TONTA, poco a poco, éramos pocos los que salíamos a jugar, los que nos hervían la sangre, los que estábamos enamorados hasta las cachas, ese esperarlo si es que lo dejaban, había que echarle a los cerdos, llevar el agua, ni la escuela, ni el jugar, hasta el estar enamorado le estaba vedado, mas cuando el amor es tan GRANDE. Nadie pudo con ninguno de los dos. Gracias a quien me lo haya hecho llegar, eso de que en Baúl, este verano se ha jugado. Que cunda el ejemplo, y me sigan contando que los pocos o muchos niños y niñas de Baúl están jugando. ¡Que alegría!