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BENAMAUREL: El ser humano que tenga la curiosidad de leer estas...

El ser humano que tenga la curiosidad de leer estas líneas, encontrará a continuación una larga relación de nombres de municipios de Andalucía. Son todos aquéllos en los que el PSOE obtuvo mayor número de votos en las elecciones municipales de 1995, esto es, fue la fuerza mayoritaria y, no obstante, a través de pactos entre otros grupos políticos los alcaldes o alcaldesas de esos municipios acabaron siendo miembros de otros partidos, IU o PP con mayor frecuencia, e incluso en ocasiones integrantes de fuerzas independientes apoyados por esos grupos políticos privando de la alcaldía al candidato del PSOE.

En Almería: Carboneras, Chirivel, Fines, Macael, Pechina, Ragol, Turre y Uleila del Campo.

En Cádiz: Villamartín y Torre-Alhaquime.

En Córdoba: Cardeña.

En Granada: Benamaurel, Chimeneas, Cogollos de Guadix, Diezma, Huétor-Santillán, Jerez del Marquesado, Orce, Pampaneira y Rubite.

En Huelva: Aracena, Paterna del Campo, Rosal de la Frontera, Santa Bárbara de Casa, Villablanca, Villalba del Alcor y Villarrasa.

En Jaén: Albanchez de úbeda, Aldeaquemada, Baños de la Encina, Martos, Navas de San Juan, Pegalajar y Los Villares.

En Málaga: Alameda, Alhaurin de la Torre, Jubrique, Villanueva de Algaidas, Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco.

En Sevilla: Alcalá del Río, Bollullos de la Mitación, Carmona, La Puebla del Río y San Juan de Aznalfarache.

Son en total 45. Es decir, el 5, 8% del total de ayuntamientos andaluces. Pero aún más. En 1.991 ya ocurrió lo mismo en la capital de Andalucía donde el PP y el para pactaron la alcaldía, no obstante haber sido el PSOE el partido más votado.

A ninguna persona demócrata se le ocurrió entonces poner en duda la validez del sistema, ni la legitimidad de los acuerdos, aunque dejaran fuera de las alcaldías a 45 mujeres y hombres del PSOE que habían ganado las elecciones al obtener la confianza de la mayoría de los ciudadanos, argumentos usados y manoseados hoy por "demócratas de toda la vida" algunos de los cuales incluso blandían cadenas con cierta frecuencia. Como mucho, aquellos acuerdos de 1991 y 1995 se calificaron de "pactos antinatura". Aquellos pactos eran buenos. Estos pactos son malos. Pactos versus pactos.

En política, como en cualquier aspecto de la vida, está claro que "no todo vale". Para tener credibilidad en el presente cada cual tiene que ser coherente con su pasado, el cual se obstina en mostrar la realidad tal como fue y no como quisieran algunos que fuese. El futuro, por su parte, solo puede afrontarse desde la aceptación de esas realidades. Las reglas han de ser la misma para todos y en todos lados ha de decirse lo mismo, principio que pregonan a diario en el PP y sin embargo comprobamos que no es verdad, como ocurre en estos momentos electorales en los que satanizan los pactos de los demás y santifican los que hacen ellos. No es más demócrata quien dice que lo es sino quien se comporta como tal y admite las reglas que nos hemos dado para todos. Ni se ocupa más en resolver los problemas quien se vanagloria de hacerlo, sino quien lo hace trabajando por el futuro. Un futuro, por cierto, más esperanzador desde hace unos años para muchas mujeres que sufren violencia de género; para personas "dependientes" que hoy tienen la posibilidad de disponer de atención; para los homosexuales a los que por fin se reconoce todos sus derechos, . . . Y así un largo etcétera. Un futuro que le pese a quien le pese no tiene vuelta atrás. Claro que esto ni lo entienden ni lo admiten quienes mantienen aquellas cadenas ahora en su concepción de la política.