Su nombre procede del gentilicio familiar Abul Casim y estaba en plena ruta de los cortijos entre Alhama y
Granada. No obstante, su fundación como
pueblo data del siglo XVIII y ha estado siempre históricamente ligado a todos los del Poniente granadino, lo mismo en la época musulmana que tras la cristianización una vez reconquistada por los Reyes Católicos y más tarde por la presencia de tropas napoleónicas durante la invasión francesa en la península. Sufrió ferozmente las consecuencias del terremoto que asoló la región en la
Navidad de 1884 y tuvo que ser reconstruido en buena parte.