Los morales de la carretera: Cuando saliamos de la escuela de la Tercia, los pequeños inducidos, seguiamos algún niño que ya iba para hombre, dado que era unitaria, es decir, diferentes edades concurriamos en la misma. Llegábamos a la Cuesta del Moral, allí a ambos lado de la carretera se veían árboles con troncos gruesos con sus cortezas semi desnudas. El firme estaba desnivelado, pedregoso y gris, le cubría una aterciopelada alfombra, eran las moras caídas y pisoteadas. El niño hábil y certero ... (ver texto completo)