Es fácil pintar el paraíso, cuando puede serlo, no dudo que
Calahonda algo tiene, pero el desarrollo está pasando factura, a quien no les duele los oídos con los ruidos de las
motos a las horas de descanso, he oído dejarles algunos piropos, cuando a partir de la 12 las motos con escape libre hacen su función, molestar, y no veo a nadie que ponga remedio.
No podrá ser, parar el crecimiento urbanístico, también arroya todo el encanto del
rincón bonito, tendremos que compartirlo, pero habrá menos que
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