Un saludo para
Castril y sus gentes.
Estuve en Los
Isidoros (
Fuente del Cejo) como maestro hace 25 años, y todavía recuerdo aquellos días con el mayor de los cariños.
Recuerdo el
agua calentica de Los Tubos, el nacimiento del
río, ese agua pura y cristalina (antes de la llegada del "turismo"), aquellas gentes sencilas y nobles; las
noches de vasillos de vino en
casa de Eusebio y la Enedina, en los "Sioros"; las
flores en casa de la tía Mª de los ángeles, y las "chisperas" del tío Benito.
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