Vengo a
Granada y te hallo en mis gratos sueños,
Hoy te he visto cruzar altivo en el Alhambra,
Admirable aplomo en el guirlache de tus ojos
Y la exquisita alpaca en tu ilustre vestidura.
¡Qué bella es Granada, qué grande eres tú Federico!;
Entreabre tus ojos y di ¿si no es cada ocaso
Un poema de ternura infinita?, casi un rito
En el albor de la vega, bajo el
cielo raso.
A F.G.L en su Granada.