Llevo algunos años parando en
Cojáyar, y en todo este tiempo me han llamado la atención la bondad y hospitalidad de sus gentes, el estado de abandono del
pueblo y.la
Iglesia. Claro, si uno piensa que cuando era pequeño no se cansaban de repetirte los curas eso de que la Iglesia es la
casa de Dios, pues uno debe preguntarse que como permiten que Dios viva en esa casa. Es indigno que un templo, que además es patrimonio histórico, se encuentre en ese estado,
fruto sin duda de años y años de abandono
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