Al que "jugaba a la pelota" en la puerta de la Iglesia de Cojáyar, me gustaría decirle muchas cosas, pero, aparte de disculparme por no poder llamarlo por su nombre, la mas importante es que tiene razón.Todos debemos poner de nuestra parte para que las cosas sean de otra manera, en cualquier aspecto de la vida.Lo de Cojáyar es punto y aparte, pues se trata de una inmensa mayoría de personas que desean que el pueblo prospere y son tan sólo unos pocos los que pretenden lo contrario.Los primeros, humildes personas sin mas anhelos que vivir en paz; los segundos, bailaores alrededor de un poder que, tras 25 años, ha perdido el contacto con la realidad.Sin duda, algún conflicto emocional tienen que padecer estos últimos ( odio, envidia, o yo que se ).Y ante un poder caprichoso e insensible pocas soluciones caben mas que la denuncia ( social y judicial ) y los movimientos ciudadanos. Y ahí se encuentra Cojáyar. Luchando por su identidad y por su dignidad, que no es poco.Lo que si sé es que la vida, tarde o temprano, nos pone a cada uno en nuestro sitio.Ojala se impongan la cordura y el sentido común.