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COJAYAR: Decía que salimos de aquel pueblo con dos horas de...

Decía que salimos de aquel pueblo con dos horas de retraso. Resultó,
Pues, que, por mucho que apretamos a las cabalgaduras, ya oscurecía cuando
Dimos vista a Cojáyar, -lo cual consistió también en que rodeamos mucho, a
Fin de pasar por el Cortijo de los Naranjos.

Cojáyar, es un lugarcillo de 579 habitantes, dependiente de
Jorairátar en lo eclesiástico, y famoso por sus riquísimos higos, que
Constituyen su principal cosecha. -El patrón del pueblo es San Antonio,
Pero se celebra el 9 de setiembre.

No puedo decir más de Cojáyar, pues mientras subimos desde la
Estrecha rambla de su nombre al alto cerro en que está situado, hízose
Noche completa, y por cierto una noche tan oscura como boca de lobo.

En cambio, mucho y muy bueno pudiera contar de la agradabilísima
Velada que pasamos en casa del excelente amigo con quien estábamos
Citados.

(Y digo velada, porque fueron cerca de tres horas las que estuvimos
Allí, en medio de su familia, esperando a que saliera la luna para
Continuar nuestro viaje...)

Pero me contentaré con meras indicaciones de los componentes de aquel
Cuadro, tal y como en este momento se lo representa mi memoria.

Figuraos todas las tinieblas nocturnas sobre los misteriosos montes
De la Alpujarra: figuraos en uno de los negros pliegues de esos montes un
Pueblo solitario, casi desconocido del mundo, sin alumbrado ni sereno, y
Sumergido en el silencio más hondo, cual si fuesen ya las dos o las tres
De la madrugada: [350] figuraos una casa de ese pueblo, cerrada y muda
Como todas las demás, y al parecer invadida, si no por la muerte, por su
Hermano el sueño; y figuraos, en fin, dentro de esa casa una tertulia como
Las del mundo civilizado: su camilla con su brasero, su alegre quinqué,
Una amabilísima señora, cuatro señoritas a cuál más guapa y más discreta,
Un afortunado novio (que hoy ya es marido), delicadas labores, libros
Modernos, chispeantes conversaciones, amor en unos ojos, en otros
Melancolía, en otros jubilosa indiferencia, sonrisas en todos los labios,
Buenas ausencias hechas a personas queridas, y, en el fondo del cuadro,
-unos viajeros que aguardan la salida de la luna para seguir su
Peregrinación a través de espantosos breñales y del frío desamparo de la
Noche...

Así fue: a cosa de las nueve nos avisaron que la Casta Diva había
Aparecido en el humilde horizonte de Cojáyar...; y, acompañados de ella, o
Más bien acompañándola nosotros en su melancólico viaje; después de darnos
Muchas veces por muertos en los malos pasos que ya conocéis, y sobre todo
En la famosa vereda puesta de canto y en las cuestas de Mecinilla,
Llegamos al fin a Murtas sanos y salvos y muy satisfechos de nosotros
Mismos, aunque yertos de frío, rendidos de cansancio y cayéndonos de
Sueño.
PEDRO ANTONIO DE ALARCóN.