Tras las primeras lluvias del otoño, se empezaban a labrar las tierras para la siembra, numerosas yuntas de mulos compartian varias besanas y se afanaban en arar los campos, la tierra blanda por las lluvias facilitaba esta labor, una vez arado, se pasaba la grada y quedaba lista para la siembra. Ufila de labradores, caragados con los costales, avanzaban en linea, sembrando a mano, el trigo y la cebada, confiando en que el tiempo acompañara, para que su trabajo tuviese recompensa. Es el comienzo de una nueva cosecha, tras un breve parón, a final del verano, otra vez comenzaba, las tareas del campo, el ciclo volvía a su origen, tarea dura pero que garantizaba el pan para el proximo año. Era el destino del labrador, mirar al cielo y al campo, de eso dependia el pan de cada dia. SALUDOS CATALÁN
REFRANILLO: No solo agua cae del cielo
también el pan y el dinero.
REFRANILLO: No solo agua cae del cielo
también el pan y el dinero.