Después de un par de meses con poco trabajo, se acercaba la campaña de la aceituna la gente se afanaba en preparar las varas los mantos o fardos, espuertas y cribas. Las cuadrillas ajustaban con los patrones los jornales y otros como nosotros, que cobrábamos al peso, se acordaba el precio del kilo. Hacía mucho frio a primera hora las aceitunas del suelo estaban clavadas en la escarcha, y se te quedaban las manos heladas, los hombres con las varas pasaban menos frio, pero nosotros las mujeres y los niños cada poco tiempo íbamos a la lumbre a calentarnos las manos, era tan duro como necesario, ya que en los meses de campaña, cobrabas un dinero para aguantar hasta el verano. Es bonito recordar, el pilar de higuera, lugar donde la gente se reunía por la mañana para ir al tajo, unos en tracrores bestias y otros como yo que ibamos andando desde Colomera hasta el VERBE pasado el cortijelo, más de cuatro kilometros para entrar en calor, y otros tantos de vuelta, un deporte sano y productivo, pero que se pasaba bien. SALUDOS CATALÁN