Las márgenes de la
rambla del Molinillo, me trae buenos recuerdos, Jesús
amigo de infancia y yo, por las horas de la
siesta , buscábamos por todos los
rincones más umbríos de la rambla. Había muchos olmos y chopos, entre los troncos apolillados por el pasar del tiempo , había hermosas
SETAS, todas con un blanco inmaculado que deslumbraban nuestras sorprendidas pupilas, nuestro corazón hacía un vuelco por el hallazgo casi inesperado, cogíamos con habilidosa sensibilidad las más grandes, y como si
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