“Año tras año contempló su labor silenciosa, que desplegó su lustrosa espiral;
Mas al crecer su espiral, abandonó la que fue su morada en los años pasados, por la nueva; deslizándose bajo el brillante arco con suave paso; y construye una puerta innecesaria; y se amolda a su nuevo hogar, sin conocer más el antiguo.
Gracias por el celestial mensaje que me traes, hijo inquieto del mar, expulsado de tus orígenes los olvidas; De tus mudos labios sale una nota más elocuente que las emitidas por el cuento enroscado de Tritón; mientras suena en mis oídos, a través de las profundas grutas del pensamiento, yo oigo una voz que canta: Construye mansiones más duraderas, alma mía; según las veloces estaciones ruedan; abandona tus criptas ya surcadas; haz que cada templo nuevo, sea más noble que el pasado; abarca un espacio celeste más ancho, hasta que por fin te libertes; arrojando tu concha subterránea, por el océano movedizo de la vida”.
Relato Mitológico Anónimo.
Mas al crecer su espiral, abandonó la que fue su morada en los años pasados, por la nueva; deslizándose bajo el brillante arco con suave paso; y construye una puerta innecesaria; y se amolda a su nuevo hogar, sin conocer más el antiguo.
Gracias por el celestial mensaje que me traes, hijo inquieto del mar, expulsado de tus orígenes los olvidas; De tus mudos labios sale una nota más elocuente que las emitidas por el cuento enroscado de Tritón; mientras suena en mis oídos, a través de las profundas grutas del pensamiento, yo oigo una voz que canta: Construye mansiones más duraderas, alma mía; según las veloces estaciones ruedan; abandona tus criptas ya surcadas; haz que cada templo nuevo, sea más noble que el pasado; abarca un espacio celeste más ancho, hasta que por fin te libertes; arrojando tu concha subterránea, por el océano movedizo de la vida”.
Relato Mitológico Anónimo.