Durante la recolección del trigo no cesaban de subir por mi calle los carros tirados por las yuntas de bueyes, guiados por la “llamaera” del gañán, cargados con las mieses en dirección a las eras, muchas veces nos despertaban de la siesta los golpes de las ruedas al coger los numerosos baches que había en la calle, también eran frecuentes las reatas de burros con sus cargas a veces de leña y a veces de trigo; diariamente solían pasar, el vendedor de leche con la manada de cabras que las ordeñaba ... (ver texto completo)