VANIDAD
Había una vez un hombre excepcionalmente vanidoso, tan presumido y arrogante era, que aun en las cosas más simples quería llamar la atención de todos. Una mañana se encontró casualmente con un
joven que paseaba por el
campo y se puso a hablar con él. Al poco tiempo de estar conversando, el hombre le dijo dispuesto a satisfacer su ego: « ¿Sabes, joven? Tengo un tambor tan enorme que su sonido se puede escuchar a más de mil kilómetros.
El joven paseante, sin apenas inmutarse, lo miró desafiante
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