Llega una piva de puta madre, masho, riquisima, y va y entra al confesionario, y le empieza al cura:
-Padre, vera, que creo que es pecado estar tan buena, porque una atrae a los chicos sin querer, pero cuando estoy hablando con un hombre, inmediatamente se me ponen los ojitos acuosos...
(El cura la mira a la cara, y no veas que ojazos tenia la tia, enormes, bien abiertos y luminosos, literalmente brillantes)
-... y me pongo como a sonreir, como una boba... (el cura la mira a la boca, y ve que,
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