En la selva, se le ocurre al
león, que como era el rey era el único que podía tener ideas, escribir versos. Habiendo escrito ya muchos versos, mandó a llamar a todos los animales de la selva. Y comenzó:
- Hiena... chúpame las venas. -y la hiena le chupó las venas.
- Coneja... chúpame la oreja. -y vino la coneja y le chupó la oreja.
- ¡Lagartija... cobarde! ¡No huyas!