Un día Jaimito quería ir a la
piscina.
Le preguntó a su madre: Mamá, mamá, ¿Puedo ir a la piscina?
Y le respondió: Si
Y volvió herido.
Otro día le preguntó lo mismo.
Y la madre le dijo: Si
Y volvío aún más herido.
Otro día le preguntó lo mismo que antes y le dijo: No, Jaimito, que te harás daño.
Jo, ahora que iban a poner el
agua ¡