Una vez dentro, la personalidad del individuo irá cambiando hasta desaparecer casi por completo. Todos los dirigentes utilizan técnicas psicológicas que desgraciadamente están al alcance de todos. El hacerle ver a una chica que es guapa, a una persona muy religiosa que tiene delante a Jesucristo, etc., sólo con observar sus fijaciones y reflejarlas. En la siguiente fase a la captación, la integración, el individuo se desconectará del mundo exterior, a veces físicamente y siempre psíquicamente, creándole conflictos con su familia y amigos, para que rompa sus lazos afectivos y sociales (trabajo, estudios, etc.). Otra vuelta de tuerca es la completa manipulación de todas las noticias que les llegan “del exterior”: todo lo que vaya contra sus intereses es suprimido. Mediante ritos y meditaciones impiden su esparcimiento y tiempo de ocio. Su comportamiento se diferencia del resto de la sociedad, tanto físicamente como intelectualmente (formas de pensar, palabras nuevas para designar las mismas cosas). Todo lo exterior a la secta es malo. Esta situación va degenerando la salud del individuo, que a veces abandona la medicación que estaba tomando por indicación de sus superiores.
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