En la heráldica, un unicornio es retratado como un caballo con pezuñas y barba de cabra, cola de león y un cuerno espiralado que sale de su frente. El unicornio no fue usado en la heráldica temprana, pero se volvió popular en el siglo XV, ya sea porque era un emblema de la Encarnación o de las pasiones animales de la naturaleza. Suele aparecer en una actitud pacífica pero con una cadena rota atada, que muestra que escapó de su prisión y no podrá ser atrapado nunca más.