POR UN PUÑADO DE MONEDAS. En el Medievo, muchas madres sacrificaban a los recién nacidos para sacarse unas monedas como ama de cría. Esto era debido a que las mujeres ricas preferían contratar a las madres que acababan de perder un hijo. De esta forma, se aseguraban de que la leche no se repartiese entre dos bebés.