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Cupido

ANTIGUOS TEMPLOS DE ADORACIÓN DE CUPIDO

El principal y más antiguo centro de adoración fue Tespia, en Beocia, donde se celebraba un festival llamado Erotidia en su honor. Estas celebraciones continuaron siendo una fuente de atracción hasta los tiempos romanos.

Desde Tespia, su adoración se extendió a Esparta, Atenas, Samos y Creta; los espartanos y cretenses tenían por costumbre ofrecerse a él antes del comienzo de una batalla, en la creencia de que era también Dios del Patriotismo, del amor al país (que es lo que más une a un ejército). En Atenas había un altar especial erigido en su nombre.

En los tiempos antiguos, sus adoradores de Tespia se contentaron con invocarlo en presencia de una ruda piedra, a la que grababan su imagen. Pero en tiempos posteriores encontramos a Cupido como la figura más atractiva entre las obras de la segunda escuela ática de escultores, la escuela de Escopas y Praxíteles, que dirigieron sus espléndidos talentos a añadir gracia fresca y belleza a su forma.

Mientras los artistas rivalizaban unos con otros por este fin, los poetas no eran menos celosos al cantar sus alabanzas. En la vida diaria, su influencia se hizo sentir de una forma muy general. En los gimnasios donde los jóvenes practicaban atletismo se colocó la estatua de Cupido entre la de Hermes y Hércules; porque en este caso se le representaba como ágil de piernas y de graciosas formas -un modelo de la juventud que madura-.

A medida que pasaba el tiempo, sin embargo, su figura se fue pareciendo más a la de un ángel con rostro de muchacho rechoncho, imagen con las que estamos muy familiarizados.

Se suponía que Cupido también ejercía su influencia sobre los corazones de las deidades, y para mostrarle en esa faceta, era representado algunas veces con el símbolo de cada dios al que hacía enamorar con su famosa flecha