Fue capturado por Belerofonte en las aguas de su fuente, tras lo cual enfrentaron a la Quimera, un monstruo fabuloso con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón (de ahí el nombre Quimera, que alude a un esquema incongruente). La leyenda clásica lo retrató como un caballo con alas. Según una de las leyendas, Belerofonte quiso ascender con él hacia el Olimpo pero Zeus hizo que un insecto picara al corcel y tirara a su jinete. Belerofonte cayó avergonzado en la Tierra, y el golpe lo cegó de por vida. Poco después Belerofonte vagó miserablemente, y se quedó solo. Pegaso entonces subió a su lugar permanente entre las estrella, convirtiéndose en ‘el corcel estruendoso de Zeus’ que llevaba sus rayos. Urania (su nodriza) estaba feliz por la triunfante llegada de Pegaso al Monte Olimpo.