El 9 de noviembre, unos campesinos rescataron a una niña de las fauces de un enorme lobo. Éste escapó, pero algunos testigos creyeron reconocer en la bestia los rasgos de Gilles Garnier, "el eremita de Saint Bonnot". Seis días después, la desaparición de un niño de 10 años provocó el apresamiento de Garnier, quien confesó ser un hombre-lobo y haber matado y devorado a varios niños. La carne de una de sus víctimas le pareció tan exquisita que le llevó un trozo a su mujer. El eremita de Saint Bonnot fue quemado vivo el 18 de enero de 1574.