La intervención diabólica y la relación con la hechicería queda patente en un caso ocurrido treinta años más tarde en las Landas, donde un pastor de 14 años, Jean Grenier, confesó que "cuando tenía diez u once años, mi vecino, Del Thillair, me presentó, en las profundidades del bosque, al Maître de la Forêt, un hombre negro que me hizo una señal con una uña y nos dio a Del Thillaire y a mi una piel de lobo y una pomada. De vez en cuando, corro por el campo bajo la forma de un lobo".